Esta es una configuración maravillosa para Ellie hasta que comienza a soñar con ser Sandy (Anya Taylor-Joy), una joven rubia swinger que vivía en 1966 en Londres. Pronto, las líneas entre la realidad y la fantasía se desdibujan y los sueños de Ellie se convierten en pesadillas. Coescrito con Krysty Wilson-Cairns (“1917”), “Last Night in Soho” de Wright es divertido y caótico, elegante y se desmorona en su desconcertante segunda mitad.
La primera sección de «Last Night in Soho» canta a través de la inclinación de Wright por las gotas de aguja afiladas: canciones como «Downtown» de Petula Clark, «Got My Mind Set on You» de James Ray y «A World» Without Love «de Peter y Gordon. Toe tap las aventuras de Ellie por Londres. La joven es una especie de semilla de heno, deslumbrada por lo que ha leído sobre la gran ciudad, y en busca del Londres que ha escuchado en sus canciones favoritas. La forma en que McKenzie interpreta a Ellie recuerda su turno como Tom en «Leave No Trace». Ella es una extraña atrapada en una tierra extraña, tratando de reparar su desconexión de un padre. Ella usa su nostalgia de los 60 como red de seguridad, eventualmente comprando ropa de época y cambiando su cabello a rubio.
También llama la atención la premisa inicial de “Anoche en el Soho”: como chica de campo que ahora vive en la gran ciudad, debe evitar los elementos lascivos. En un viaje en taxi, por ejemplo, el conductor comienza a comentar sus piernas y quiere saber si otras modelos viven con ella. Wright quiere hacer de esta película no solo una advertencia contra la nostalgia ciega, sino una crítica a los hombres sucios y tóxicos.
El gancho central insinúa este último tema: cuando Ellie duerme, no solo ve a Sandy, Ellie se convierte en Sandy. Los efectos de la cámara y la ingeniosa puesta en escena permiten a la elegante Sandy entrar en un moderno y fabuloso club de la década de 1960, bajando una escalera y pasando por una pared hecha de espejos. A un lado de los espejos está Sandy. Por el otro, Ellie. Los dos personajes, sin embargo, son polos opuestos. A diferencia de la tímida Ellie, Sandy se pavonea con la confianza de una modelo de pasarela. Ella sabe lo que quiere. Y cree que sabe cómo conseguirlo.
Donde la película de Wright comienza a flaquear es en su villano. Verá, Sandy está bajo la atenta mirada de Jack (Matt Smith), un agente de copete rayado que representa a todas las chicas. Sin que Sandy lo sepa, Jack es un proxeneta. Y usa su sed de fama en contra de ella prometiéndole cómo el proponerse a sí misma ayudará a su carrera. Mientras Ellie llega a temerlo, la audiencia no. Es incorrecto decir que el concepto de Jack no sería un villano odioso. Pero Wright no construye este personaje lo suficiente como para ser más que un hombre del saco.