CrĂ­tica de la pelĂ­cula La peor persona del mundo (2022)

“Me siento como una espectadora de mi propia vida”, dice Julie (Renate Reinsve), una mujer joven que todavĂ­a estĂĄ armando el espectro de sus deseos y necesidades emocionales. Ella le explica esto a Aksel (Anders Danielsen Lie), su amante, que es mĂĄs de una dĂ©cada mayor que ella. En Julie, la ansiedad millennial se manifiesta en brotes de frustraciĂłn y se siente estancada mientras lucha con el autodescubrimiento.

Dividida en una docena de capítulos (mås un prólogo y un epílogo), la película de estructura literaria presenta a Julie con un montaje de sus días universitarios atrapada en un torbellino de indecisión y exploración, entre cambios de carrera y aventuras romånticas. Pero al final del primer acto, Julie cumplirå 30 años y se enfrentarå a la inminente cuestión de la maternidad potencial.

Trier y su coguionista Eskil Vogt desde hace mucho tiempo fortalecen constantemente nuestra comprensión de Julie y sus parejas romånticas a través de digresiones visuales perspicaces guiadas por la voz de una narradora. Empapado en las canciones engañosamente alegres de Harry Nilsson, su lenguaje narrativo animado encuentra un vehículo ideal en la forma en que el director de fotografía Kasper Tuxen cubre los rostros genuinos de los personajes con la iluminación mås suave y elegante de los cielos nórdicos.

Trabajando en una librerĂ­a, despuĂ©s de incursionar en la medicina y la fotografĂ­a, Julie ahora estĂĄ a la sombra de Aksel, un reverenciado dibujante de material polĂ­ticamente incorrecto. Él es una opciĂłn segura, un socio razonable, pero ella no estĂĄ lista para el compromiso que Ă©l desea. Un montaje se suma a la sensaciĂłn de que estĂĄ atrasada en el calendario de la vida, y muestra cĂłmo las mujeres de su linaje a lo largo de las generaciones ya estaban criando niños a su edad.

Parte del crecimiento de Julie en la graciosamente caprichosa «La peor persona del mundo», mientras navega por el distanciamiento de su padre, proviene de momentos en los que muestra su fortaleza para alejarse de una situación o de una persona para buscar su propia felicidad. Hay una agencia en su temeridad percibida que la coloca en un limbo entre el hedonismo juvenil y la madurez esperada.

Sin embargo, al abordar el egoĂ­smo necesario para dejarse llevar por su intuiciĂłn, muestra una profunda compasiĂłn por el ser humano al otro lado de todo cisma. Es en esas escenas en las que Julie y Aksel expresan el dolor por las cosas que tal vez nunca sucedan entre ellos, que Trier captura una muestra de honestidad casi impactante, libre de cualquier armadura defensiva. AquĂ­ hay dos personas que se aman, que pueden aceptar la imposibilidad de su uniĂłn en este momento.

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