La pelĂcula comienza con David Susskind entrevistando a Moore en la dĂ©cada de 1960 sobre su papel de Laura Petrie en «The Dick Van Dyke Show». Sus preguntas son sorprendentemente ofensivas para los estĂĄndares actuales, ya que habla con condescendencia sobre cĂłmo las mujeres dejan de escuchar a los hombres despuĂ©s de casarse. Describe la dulzura y la satisfacciĂłn de Laura con su vida como esposa y madre a tiempo completo como imposiblemente idealizadas. Moore se mantiene tranquila pero firme y deja claro que, primero, Laura estaba lejos de ser perfecta, y segundo, ella misma coincidĂa con Betty Friedan, una de las fundadoras del movimiento de mujeres, en que el ideal era ser âuna humana primero, una mujerâ. segundo, y esposas y madres tercero.â
El documental tiene varios clips de archivo de otras entrevistas televisadas. Un breve intercambio con David Letterman hace que Moore sonrĂa mientras establece lĂmites firmes sobre lo que quiere revelar sobre sĂ misma. Los clips extendidos de una larga entrevista de Rona Barrett muestran su apertura a conversaciones reveladoras e introspectivas. Las entrevistas posteriores, especialmente aquellas sobre su alcoholismo y su feliz tercer matrimonio, con un mĂ©dico 18 años mĂĄs joven que ella, son aĂșn mĂĄs sinceras. Cuando Ă©l estĂĄ detrĂĄs de la cĂĄmara, es como si ella nos mirara con amor rebosante por todos sus poros.
Ese mĂ©dico, Robert Levine, es productor de este documental, lo que significa que los cineastas tenĂan acceso a pelĂculas caseras. Muchos estĂĄn tomados por Ă©l, lo que nos da el verdadero sentido de Moore en entornos Ăntimos, con amigos y su madre en su despedida de soltera, en la granja que compartiĂł con Levine y sus caballos y perros. En esos momentos, estĂĄ relajada y no intenta actuar para nadie, aunque en un momento se disculpa por no usar maquillaje.
Es difĂcil en 2023 entender cuĂĄn revolucionarias fueron Laura Petrie y Mary Richards para el pĂșblico en los años 60 y 70. Tenemos una idea de ello a partir de las preguntas misĂłginas de Susskind y al escuchar que los ejecutivos de la red no querĂan que Laura usara pantalones y luego aceptaron solo si no «ahuecaban» su trasero. (Las amas de casa de las comedias de los años 60 aspiraban y sacudĂan vestidos, tacones y perlas). Los trajes no permitĂan que Mary Richards se divorciara y se preocupaban por un indicador sutil de que era sexualmente activa.