El magnate, que luce un bigote blanco y una barba que recuerda curiosamente al joven coronel Sanders (suponiendo que todavía sea joven), se promociona a sí mismo como un benefactor de la comunidad negra. Pero dentro de su plantación en el sur, tiene otros proyectos en proceso. Ha inventado una máquina misteriosa que producirá réplicas exactas de gobernantes negros, que luego se pueden programar para seguir los nefastos planes del magnate malvado y comer muchas de sus costillas y pollo.
La trama es frustrada por una banda de motociclistas, liderada por Trina Parks. La pandilla pasa el rato en la amistosa franquicia local del magnate, comiendo costillas y enredándose con pandillas de ciclistas rivales mientras el chef loco golpea la salsa barbacoa con una escoba. Hay muchos actos de producción, en los que las chicas y sus rivales chocan y se desafían entre sí para correr por la comisaría, que está en manos de cuatro agentes basados directamente en los Keystone Kops.
Hasta ahora, todo esto se siente como una historia tomada de las páginas de The National Lampoon y si tan solo lo fuera. Pero el director, William Witney, no tiene ninguna estrategia para presentar su desconcertante laberinto de material. Nos arroja todo, incluidas las bromas de las que no se han reído en años. (¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que viste a alguien volar por los aires mientras la banda sonora sonaba con un silbido deslizante?)
También hay un problema con el sonido. Parece que la película costó bastante dinero y hay todo tipo de decorados elegantes, pero aparentemente el dinero se acabó cuando se armó la banda sonora. Es difícil de entender, a veces no podemos estar seguros de quién está hablando y, en una ocasión notable, dos policías logran mantener una conversación sin mover los labios.
Aún así, el diseño básico detrás de «Darktown Strutters» no está mal. Es refrescante ver una película que está destinada a ser divertida y loca y que no se basa en la violencia estilizada para la mayoría de sus risas. Y la idea de que una pandilla de motociclistas negras solo persiga a un sustituto del coronel Sanders tiene una tontería agradable e incongruente. Las actuaciones están tan empantanadas en situaciones infinitamente confusas que es difícil juzgarlas, pero todo el mundo parece divertirse, y si la película te deja preguntándote qué se supone que debe ser, tal vez lo haga.También deja media sonrisa tonta.