El primer indicador de que tenían algo de apoyo fue cuando convocaron una protesta ‘Abraza la base’, una ‘idea loca y atrevida’, con suficientes mujeres para rodear a todo el establecimiento. Fue mucho antes de las redes sociales, antes de los teléfonos móviles. Pero corrieron la voz y 35.000 mujeres se unieron y rodearon la base. Y luego tuvieron otra idea loca y atrevida: “Creo que deberíamos ir a Rusia. Era arriesgado para ellas y más arriesgado para el grupo de mujeres de la URSS que pedía el desarme. Pero a medida que los líderes mundiales, especialmente Reagan y Margaret Thatcher, usaban una retórica extrema sobre la URSS y el reloj del fin del mundo se acercaba a la medianoche, las mujeres de Greenham Common «adoptaron una visión más matizada».
Tuvieron esta visión matizada durante casi 20 años, cuando llegaron los misiles y luego de que fueron retirados y la tierra regresó a la comunidad. Habrá un memorial en el Campamento de Mujeres por la Paz.
Dame Glenda Jackson, dos veces ganadora del Oscar y ex miembro del Parlamento, ofrece la hermosa, a veces conmovedora, narración de la película. Pero son las voces de las mujeres mismas, en algunas imágenes de archivo y entrevistas contemporáneas, las que están en el corazón de la película. Sus voces son firmes al recordar desafíos que van desde campamentos hasta arrestos y brutalidad policial hasta la desgarradora decisión de entregar la custodia de sus hijos a otros mientras luchan por un mundo donde estos niños puedan crecer con seguridad. Hablan de cómo las expectativas desafiantes al trabajar por el cambio en el mundo han abierto nuevas formas de cambiar en sus propias vidas.
Sin embargo, algunas recreaciones del documental oscilan entre lo superfluo y lo que distrae; no se acercan a la simple dignidad y al valor inconmensurable de las mujeres.
Hay docenas de pequeños detalles esclarecedores y apariciones especiales sorprendentes en la película, especialmente en los créditos finales, cuando el Campamento de la Paz está vinculado a las protestas de hoy de personas como Malala Yousafzai y Greta Thunberg. «Madres de la Revolución» nos recuerda que debemos valorar a todos aquellos cuya dedicación y valentía rara vez se reconocen.
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