Supongamos con cautela que Genevieve comenzó a salir a la edad de 20 años y ha conocido un promedio de tres hombres al año que están dispuestos a aceptar sus restricciones. Y que tras haber cumplido todas las condiciones, la mitad de ellos llegó triunfalmente al plato. Considerando su edad, que un hombre no menciona, esto corresponde a 39 parejas sexuales. Según las encuestas publicadas por ABC News y The New York Times, que no creo necesariamente, la mujer estadounidense promedio tiene entre cuatro y siete parejas sexuales en su vida. Esto significa que Geneviève no es solo una obsesivo-compulsiva, sino una ninfómana.
Aún así, se ve tan dulce. Y sabe que ella lo sabe. Sí, esta es la segunda película en casi un mes, después de «Mi vida en ruinas», en la que Nia Vardalos recorre toda la película sonriendo alegre y casi continuamente. Nadie sonríe tanto a menos que sufra la rara giocondafobia, o el síndrome de la sonrisa constante, una queja que se ve con más frecuencia entre los espectadores de Rush Limbaugh y las manos en el campo de «Lo que el viento se llevó».
Geneviève es una mujer amada por todos los que la conocen, mientras que en la vida real estaría aterrorizada por ella. Se la considera una fuente de gran sabiduría cuando se trata de romance, aunque el Dr. Phil puede aconsejar al guardia protector. En «I Hate Valentine’s Day», dirige la pequeña floristería más linda de Brooklyn y da buenos consejos a los hombres que no están seguros acerca de un regalo de San Valentín (flores). Tiene dos asistentes homosexuales que piensan que es lo mejor desde María Callas. Y este chico lindo está abriendo un bar de tapas al lado, llamado Get on Tapas, jaja.
El chico guapo es interpretado por John Corbett, su coprotagonista en «My Big Fat Greek Wedding». Es demasiado deseable tener que conformarse con la regla de las cinco fechas. Las mujeres de «Sex and the City» estaban acampando en carpas para cachorros en su acera. Debería haber pensado en alguien, tal vez Vardalos, el escritor y director, que habría sido más divertido y mucho más plausible hacer del héroe un idiota necesitado que está enamorado y que estaría de acuerdo con el waterboard si no, qué solo una cita. La película transcurre como un San Valentín en Vardalos. Debería intentar enviarse flores el uno al otro.