“Empieza a las 4 de la mañana”, confiesa finalmente, contándole algunos de sus secretos (“Sabes cómo vamos a estar en el coche y luego tengo que irme a casa porque olvidé algo. ¿Cosa?”). La película comienza cuando ella comienza a zambullirse en picado hacia su trasero. Un día después de la escuela, sale a tomar una copa con un amigo y se olvida de volver a casa hasta la medianoche. Otro día, borracha, abofetea a su hija mayor y luego se desmaya, aterrizando en el piso del baño en un choque de vidrio, agua y sangre.
Es un alivio para ella admitir su adicción. Lo ha estado escondiendo durante demasiado tiempo. Su esposo es cálido y comprensivo y le pide que se inscriba en un centro de tratamiento. Es después de que Alice se recupera cuando comienza la desgracia de Michael. Al comienzo de la película, vimos lo enamorado que está, lo atento que está, lo mucho que acepta. Hasta cierto punto, se otorga puntos por ser un buen tipo. Por supuesto, escondió mucho de su forma de beber (un alcohólico experimentado puede beber fácilmente tres o cuatro veces más alcohol de lo que los demás saben). Pero el alcohol que no pudo ocultar (el episodio de los huevos, la escena en México, la noche en que se encerró fuera de casa) sería inaceptable para muchos cónyuges. No es bueno aceptar a Michael, que es, en el lenguaje de la recuperación, un facilitador nato.
En el centro de tratamiento, Alice comienza a aprender a lidiar con la enfermedad. Se hace amiga de otros alcohólicos en recuperación. El día de la visita, cuando una paciente bastante aterradora se ofrece a jugar con su hija, ella tranquiliza a su marido: «No es un pedófilo. Es un ladrón armado». En casa, Alice asiste a muchas reuniones de AA y se confía a los amigos que conoce allí. Michael no está seguro de que le guste tanto. Una noche, llega a casa y encuentra a Alice en el fondo de un cara a cara con un hombre que conoció en el centro de tratamiento. «No recuerdo cuánto tiempo ha pasado desde que nos sentamos y hablamos de esta manera», dice Michael.
Se pelean, principalmente porque Michael siempre está acostumbrado a lidiar con todo, a solucionar problemas con los niños, a tomar decisiones. Ahora que Alice está lista para participar más plenamente en la familia, se siente amenazado. Y también es emocionalmente frágil. Un día ella está de mal humor y él quiere saber por qué, para poder ayudar, y ella le explica que simplemente está teniendo un mal día y no hay nada que ninguno de los dos pueda hacer allí, y él no puede aceptarlo. Necesita saber la razón para poder solucionarlo. Se pelean.