El anciano se levanta confundido. ¿Dónde está? ¿Quién lo compró aquí? Se aparta de la cama y un cambio en la iluminación revela las paredes de su habitación como un lienzo. Podemos verlo a través de las paredes, luego encontrarlo vagando por la calle, hasta que lo encuentra y lo lleva a casa su hija Rosario. Durante el resto de la película, le estará contando sus recuerdos a Rosario, y veremos muchos de ellos en flashback, así como sus pesadillas y fantasías.
El director de fotografía es Vittorio Storaro, quien ha trabajado frecuentemente con Saura. «Tango» (1999) es una colaboración reciente, la historia de un hombre que intenta hacer una película en Argentina, atrapado en un laberinto de amor, política y música. «Goya à Bordeaux» también es hermoso pero no tan fructífero.
Goya huyó a Francia, nos encontramos, por problemas en casa, relacionados con la suerte de la mujer de sus sueños, Cayetano, duquesa de Alba (Maribel Verdu). Se opuso imprudentemente a la reina María Luisa y pagó con su vida; ahora Goya, en el exilio, ama el campo y el vino pero extraña su villa de Madrid.
Mientras Rosario se sienta a su lado, su atención a veces a la deriva (como la nuestra), Goya recuerda sus primeros años, sus experiencias con la pintura y la iluminación, la enfermedad que lo dejó sordo. Interpretado como un anciano por Francisco Rabal y en la mediana edad por José Coronado, lucha por trazar una línea entre su trabajo y su vida. Cayetano emerge de un cuadro para proyectar una sombra sobre él, que marcará en última instancia el final de su vida. Otros espectros del cráneo también emergen de sus lienzos, o de sus recuerdos, para atormentar sus sueños.
Hay mejores películas sobre el trabajo de un pintor («La Belle Noiseuse» de Rivette de 1991 es incomparable) y mejores películas sobre ancianos recordando sus vidas. Goya, mayor y mayor, pasa por lóbregos lamentos y tristes recuerdos. No parece haber creado sus cuadros hasta el punto de convertirse en su víctima inocente. No es tanto una película independiente como una ayuda visual para el estudio de Goya; Podría imaginarme un viejo proyector de 16 mm chocando contra la parte trasera de una clase de apreciación del arte.