Que de Series Peliculas Reseña de la película My Father’s Glory (1991)

Reseña de la película My Father’s Glory (1991)

No hay estrellas reconocibles en «My Father’s Glory», y tampoco hay melodrama. La película es contada por el héroe, Marcel, como adulto. Lo vemos como un joven de 10 o 12 años. Su padre, Joseph, es maestro de escuela en la ciudad, y su madre, Augustine, es un modelo de virtud doméstica. Un verano, van a las colinas de la Provenza a alquilar un chalet y pasar sus vacaciones. Estas colinas se convertirán en el centro de la historia de amor más duradera de Marcel. Le encantan los árboles y la hierba, los pajaritos y el águila que anida en lo alto de una roca, los caminos en las paredes rocosas y la forma en que las voces se trasladan de un lado a otro de un valle.

Su guía y maestro de las tradiciones de la Provenza es un chico local llamado Lili, quien rápidamente se convierte en su amigo. Juntos exploran el campo que, en esta película, parece bañado por una luz benévola y lleno de aventuras pero sin peligro. Las tardes se pasan sentados alrededor de una vieja mesa desgastada en el patio, bajo un árbol, comiendo la comida que Agustín preparaba en los mercados y huertos locales.

Hay otros en su vida: el tío Jules, tan lleno de secretos e ingenio, que se casa con la encantadora tía Rose. Y todas las poblaciones locales, que parecen por suerte haber encontrado el lugar, la ocupación y el socio que las hará satisfechas. Las noches se llenan de estrellas y sueños de aventuras.

Los días con Lili se pasan aprendiendo los nombres y las costumbres de todos los seres vivos que comparten el valle. Luego llega el otoño, la escuela comienza de nuevo y Marcel tiene que dejar sus amadas colinas.

La película tiene un tono nostálgico deliberado. Sin duda, es un recuerdo. La voz del narrador nos recuerda esto, pero la naturaleza de los hechos también lo deja claro. ¿Qué recordamos de nuestra infancia? Si tenemos suerte, recordamos la seguridad de los rituales familiares, nuestra admiración por nuestros padres y la separación agridulce de las cosas que amamos. La infancia termina, en cierto sentido, el día en que descubrimos que el verano no dura para siempre.

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