Algunos vuelos son literales: uno de los personajes centrales es un apuesto granjero que se enamora de nuestra heroína Juliette (Juliette Jouan), una joven encantadora y feroz que crece bajo la tutela de su padre viudo, veterano de guerra, manitas y escultor, Raphaël. (Rafael Thiery). Toca el piano, tiene una hermosa voz para cantar y le gusta bañarse en el arroyo local, leer poesía y novelas bajo la sombra de los árboles y mirar a los demás con añoranza, tristeza o resentimiento. También hay rastros de antiguos cuentos de hadas en el guión: el guardián de la heroína (Noémie Lvovsky) intenta enseñarle magia a Juliette mientras lamenta su importancia disminuida en la era de los automóviles, aviones y maquinaria producida en masa. Otro personaje recurrente es una especie de Baba Yaga gala: una anciana interpretada por Yolande Moreau que vive sola en el bosque cuando no está bebiendo en el pub local, y se le aparece a Juliette en momentos de transición de su vida, prediciendo su futuro, hablando en aforismos, y sonriendo dulcemente.
El trabajo de cámara suave y granulado de 16 mm del director de fotografía Marco Graziaplena favorece las clásicas tomas de «estilo documental» cámara en mano, apoyándose en lentes de zoom y sacudidas para sugerir inmediatez. Pero está al servicio de una especie de versión de bajo presupuesto de un melodrama épico que podría haber sido lanzado a mediados del siglo XX, con destellos de lentes hexagonales, montajes líricos, algunos números musicales directos con «a cappella». voces y piano u orquesta fuera de la pantalla ocasionalmente tocando como respaldo. Y algunas de las situaciones que habrían encajado perfectamente en una película muda sobre el sufrimiento de inocentes que no pueden descansar.
La película comienza con Raphaël regresando a casa de la guerra y descubre que su esposa ha muerto en su ausencia, dejando a su pequeña hija a cargo del dueño de la granja, su herrero y su esposa. Poco después, Raphaël se entera de que un hombre de negocios arrogante de la ciudad violó a su esposa. Pero aunque está angustiado y quiere una venganza sangrienta, la situación se resuelve de una manera sorprendente que presagia el desarrollo del resto de la película, que trata menos de la posibilidad o imposibilidad de abrirse camino en la vida que de la necesidad de encontrar la fuerza para acepta lo que te arroje y busca la felicidad a pesar de todo.