Serkis y el escritor William Nicholson eliminan rápidamente el noviazgo de Diana (Claire Foy) y Robin Cavendish (Andrew Garfield). Antes de que los créditos terminen realmente, están locamente enamorados. Se casan rápidamente y Diana queda embarazada del bebé que se convertirá en el productor Jonathan Cavendish. Luego, la tragedia golpea cuando Robin desarrolla polio, se le dice que solo vivirá unos meses más y que sufre de parálisis irreversible. Al principio ni siquiera podía hablar, apenas podía mover los ojos. Se puso un ventilador en un hospital y básicamente dijo que allí moriría. Él parece estar de acuerdo con esto, pidiendo que lo saquen de su miseria, pero Diana lo convence de pelear, aunque solo sea para pasar el mayor tiempo posible con su nuevo hijo.
Al comenzar esta larga lucha, lidera la batalla mucho más lejos que nadie antes. Cuando a él y a Diana se les dice groseramente que vivirá los pocos días que le quedan en una cama de hospital, idean una manera de traer de vuelta los suministros necesarios para mantenerlo con vida en casa, a pesar de las protestas del director médico. Luego, el Cavendish lleva esa transportabilidad un paso más allá, encontrando una manera de conectar un respirador a una silla y permitiendo que Robin no solo salga de la casa, sino que también viaje. Se convirtió en un defensor de las personas con discapacidades y en alguien que realmente presionó para cambiar la forma en que la industria médica veía la calidad de vida de las personas que alguna vez se presumió incapaces de tenerlas.
Obviamente, esta es una historia conmovedora. Y Garfield y Foy juegan al Cavendish con mucho respeto y admiración, demasiado, si soy sincero. «Breathe» nunca pregunta, y mucho menos responde, ninguna de las preguntas realmente difíciles sobre cómo debe haber sido la vida de Cavendish. Hay un breve momento al principio cuando Robin quiere morir y otro momento a mitad de camino cuando sugiere que Diana tome un amante, pero ese tipo de verdaderos momentos de dolor y confusión son demasiado raros. Esta es una versión profundamente sentimental de una historia que exigía más honestidad y profundidad. Y el acto final se siente deliberadamente manipulador, tratando de tocar las cuerdas de una manera que la historia real se merece pero la película no se merecía del todo. Los personajes aquí son demasiado planos y no puedes evitar la sensación de que traiciona la verdad de su historia contarla con un brillo de película de televisión tan tenue.