La pelĂcula podrĂa expandir su historia de la plaga de una manera seria, como una imagen de George Romero o â28 dĂas despuĂ©sâ, pero continĂșa rompiendo la vibra con un humor extraño que involucra a los lugareños. Todos en la tienda local se ven seriamente locos, y el viejo focha barbudo detrĂĄs del mostrador parece racista (cuando al final descubrimos que no lo es, la victoria es mĂĄs ofensiva que su ofensiva original). Hay un alguacil adjunto llamado Winston (Giuseppe Andrews) que es un personaje seriamente contraproducente; la pelĂcula se detiene con incredulidad cada vez que estĂĄ en pantalla.
El drama involucra principalmente a los personajes que cierran la puerta contra los perros, los lugareños y entre ellos; correr por el bosque en busca de escape o ayuda; Intenta arrancar el camiĂłn (que como todos los vehĂculos en las pelĂculas de terror solo funciona cuando la trama lo exige) y ten sexo, mucho sexo. La naturaleza de la enfermedad es inexplicable; parece involucrar grandes cantidades de sangre que aparecen en la superficie de la piel sin lesiones visibles y luego se derraman en cantidades masivas a todas las superficies cercanas.
Si parte de ese material se hubiera aprovechado y canalizado en una historia disciplinada con un objetivo en mente, la pelĂcula podrĂa haber funcionado. Pero el director y coguionista Eli Roth es demasiado inteligente para su propio bien y cambia con entusiasmo entre gĂ©neros, tonos e intenciones. Hay algunas escenas realmente horripilantes (el hombre encuentra un cadĂĄver en el tanque, se cae sobre Ă©l), escenas horripilantes exageradas (los perros se comieron la piel de la cara de la chica buena, pero ella todavĂa estĂĄ viva) y escenas simplemente inexplicables (Dennis, el niño pequeño en la tienda general, muerde a la gente). Al final, perdimos el interĂ©s. La pelĂcula combina algunas buenas ideas y muchas malas, deambulando en busca de un principio organizativo.