Durante este tiempo, conocimos al moreno y deshonesto Azro (Harvey Keitel), un artista callejero que trabaja en el área de Venice Beach en Los Ángeles con su mono mascota, quien fue entrenado para recoger bolsillos y robar relojes y joyas. Azro no es un maestro amable, y cuando el mono ve su oportunidad, huye hacia Eva, a quien vio durante un ejercicio de robo y robo.
La niña y el mono, a quien ella llama Dodger, forman un vínculo inmediato. Mientras tanto, Azro está en problemas, ya que hizo un trato con unos matones que quieren usar al mono en un gran atraco.
Esto establece la trama bastante mecánica de la película, que involucra a Eva escondiendo a Dodger de sus padres mientras Azro planea cazar al mono y recuperarlo.
Correcto. Todo es más o menos rutinario, hasta los malos en la limusina negra, que parece un atajo útil para cualquier guionista que necesite villanos instantáneos a pedido. Lo que no es rutinario es la actuación del mono, un capuchino adulto, que es pequeño, lindo y muy inteligente, y capaz de moverse de manera más o menos invisible por el mundo humano. Y la trama no se trata solo de los villanos y las persecuciones; se trata de cómo Eva aprende a responsabilizarse del mono y de sí misma, en algunos apuros.
Le toma un tiempo darse cuenta de que Dodger es un carterista entrenado, lo que puede meterlo en muchos problemas. Cuando ella va de compras, por ejemplo, él se asoma de su mochila y roba sardinas. La escena resultante con el gerente de la tienda es como una pesadilla: no puede explicar cómo obtuvo los artículos robados del escaparate sin revelar al mono. Otro día, cuando intenta hacer dinero rápido con el mono en una actuación en la acera, se sorprende más tarde al saber que Dodger estaba recolectando billeteras con propinas.