Que de Series Peliculas Reseña y resumen de la película Retrato final (2018)

Reseña y resumen de la película Retrato final (2018)

Giacometti, un autoproclamado “suizo italiano” ahora alojado en un minicomplejo ruinoso que contiene un estudio y una vivienda en París, es interpretado con caótica dureza por Geoffrey Rush. Armie Hammer, formado por James Lord, parece el polo opuesto del artista, pero los dos están relacionados: Lord tiene un profundo conocimiento del lenguaje artístico de Giacometti.

Sin embargo, la implacable duda del artista desconcierta a Lord. Lord protestó diciendo que el éxito de Giacometti debería haber borrado eso. Al contrario, el artista observa: «¿Qué mejor caldo de cultivo para la duda que el éxito?» Los signos externos del éxito tampoco le importan mucho. Gana millones de francos en ventas, pero casi literalmente los tira; lo que no hace, lo esconde en varios rincones de su taller.

Mientras Alberto comienza, borra y repite el retrato, James cuestiona no solo al artista sino a su hermano y asistente Diego (Tony Shalhoub), su devota y muy dibujada esposa Annette (Sylvie Testud). Otra presencia, Caroline (Clémence Poésy), una prostituta local con la que la artista está muy comprometida, hasta el punto de comprarle un nuevo BMW deportivo.

Es un placer ver la película. Tucci y el director de fotografía Danny Cohen desaturan los colores al principio, haciendo que la película parezca negra y gris pizarra, desde donde los azules y rojos intentan abrirse camino en la percepción del espectador. Las escenas nocturnas, a menudo pasadas en el Café Adrien de Giacometti, tienen una calidez dorada. La cámara móvil, que a veces se vuelve demasiado frágil, se mueve en el estudio del artista con astuta curiosidad.

Esta película es una pieza de dormitorio, e incluso en su modesta duración de 90 minutos se vuelve un poco repetitiva: Alberto toma el pincel de nuevo, James se sienta, la cámara produce una serie de primeros planos extremos de la cara de James (es el cabeza con la que el artista tiene más dificultad). Es una cara bonita, con grandes poros, pero ya sabes. Sin embargo, las representaciones de la lucha y la manía artísticas, la comunicación de burbujas a menudo dolorosa del artista, son reveladoras y gratificantes. El retrato de Giacometti de Warts and All, que establece una explicación creíble, si no una excusa, de los muchos actos egoístas que ha visto realizados, termina siendo un digno homenaje tanto al artista como al arte en sí.

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