Supongo que en la vida real estos operadores son solitarios, brutales y tienden a la paranoia. El personaje de Statham, Arthur Bishop, sin embargo, es un hedonista y esteta que vive solo en la elegancia, aprecia su auto clásico y aparentemente cree que una prostituta no es una prostituta si pagas demasiado por ella. Por $ 20 compras sexo, pero por miles te identificas como consumidor al más alto nivel.
Bishop es, por tanto, una criatura sin valor que se pone de pie mucho. Se supone que no estamos emitiendo ningún juicio moral sobre sus asesinatos, ya que nada en esta película tiene un significado humano y pocos de sus espectadores lo esperan. Todo es un ejercicio de técnica. George Clooney interpretó un personaje similar en «The American», una película infinitamente superior que también trataba sobre un asesino en solitario imposible de rastrear que trabajaba para una empresa de asesinatos por contrato. Pero esta película quedó fascinada por el personaje de Clooney, cuyos intentos de lidiar con el sexo sin sentimientos lo metieron en problemas.
Hay dos elementos humanos en «The Mechanic». Donald Sutherland interpreta a otro asesino a sueldo con la misma compañía: un veterano en el campo, que es sabio y barbudo y que es el mentor de Bishop. Sería conmovedor si su campo fuera la ciencia o el derecho, pero menos ya que su campo mata a la gente por dinero. Que se espera que seamos movidos por lo que se promociona como los instintos éticos de Sutherland es una peculiaridad que es mejor no reflexionar. El punto es que Sutherland tiene éxito en la superficie y aporta más humanidad de la que el personaje merece.
El otro personaje es Steve (Ben Foster), el hijo de un personaje que no nombraré. Bishop mató a este hombre, pero el hijo no lo sabe, y Bishop toma al niño bajo el brazo y le enseña la teoría y la práctica del oficio. Steve tiene problemas con la inmadurez, la adicción a las drogas y otros problemas además del suave y afeitado Bishop es un extraño, pero Bishop trabaja con él y tiene fe en que el joven se convertirá en un asesino para enorgullecer a su padre.
La película está bien hecha por Simon West («Tomb Raiders»), un técnico en el linaje de Michael Winner, quien dirigió la película de Bronson. Directores como este tienen que ser realmente buenos, que sus películas valgan la pena rodarlas en primer lugar. Se ha entrenado al público para que acepte el ruido y el movimiento como entretenimiento. Está tan bien hecho que casi te olvidas de preguntar por qué se hizo.