Lo mejor de «Betrayal» es que es una historia de amor contada al revés. Hay muchas cosas maravillosas en esta película, las actuaciones, el guión de Harold Pinter, pero lo que hace que todo funcione es la estructura. Cuando la versión teatral de Pinter de «Betrayal» apareció por primera vez a fines de la década de 1970, había una tendencia a descartar su línea de tiempo inversa como un truco. No. Es el corazón y el alma de esta historia. significa que nosotros, el público, sabemos más acerca de la desafortunada fortuna romántica de Jerry, Robert y Emma en un momento dado, de lo que ellos saben acerca de ellos mismos. Incluso su alegría es dolorosa de ver.
Jerry es un joven agente literario londinense, inteligente, guapo, confundido acerca de sus sentimientos. Robert, su mejor amigo, es editor. Robert es mayor, más fuerte, más inteligente y más amargado. Emma es la esposa de Robert y se convierte en la amante de Jerry. Pero cuenta la historia cronológicamente. Y la historia comienza ahora, con Robert y Emma peleando, y con Robert abofeteándola, y con Emma y Jerry encontrándose en un pub para una dolorosa reunión dos años después de que terminara su aventura. Cada escena adicional tiene lugar más allá en el tiempo, y las secciones tienen títulos extraños: Hace dos años. Tres años antes.
No estamos acostumbrados a esto. Durante una reciente vista previa pública de la película, algunos en el público se resistieron al tiempo transcurrido, como si el objetivo del dramaturgo fuera simplemente continuar con la historia, joderlo todo y detener esta farsa.
La estructura de «Traición» elimina todo artificio. Muestra, sin corazón, que la misma capacidad de amar a sí misma a veces se basa en traicionar no solo a otros seres queridos, sino incluso a nosotros mismos. La película se cuenta principalmente durante las reuniones entre dos de los personajes; los tres no suelen aparecer juntos en la pantalla y nunca conocemos a la esposa de Jerry. Estas personas son inteligentes y verbales y hablan mucho, quizás demasiado, porque hay una reserva particularmente británica sobre ellos que a veces les impide decir exactamente lo que quieren decir. Mienten y medio mienten. Hay universos que no se hablan en sus frases inconclusas. Todos están un poco avergonzados de que los desordenados impulsos sexuales salgan volando bajo sus civilizados engaños.